22 nov 2012

Verano.

Sol, playa y... La Manga del Mar menor.

¿Cúantas veces habremos cambiado de casa en la Manga?
Me acuerdo del primer apartamento, fue un piso 11º en la urbanización MangaBeach. Increíble... me acuerdo de que el dueño se había dejado un jamón serrano y con que a gusto nos lo comimos por él. Las vistas eran alucinantes... caía el sol en el mar que se veía justo enfrente. Por ese tiempo también tuvimos una motito minúscula donde viajábamos los cuatro a todas partes. Tampoco me olvido de la vez que se nos inundó el piso cuando Claudio y Patricia vinieron de visita con sus hijas. Se cortó el agua y volvió de madrugada cuando todos estábamos en el séptimo cielo. En ese entonces también estábamos viviendo con la Abuela Mari. [Pedazo de caminatas nos pegábamos con la abuela para llegar a la playa]  Por dios!! Eramos nueve personas en un escaso metro cuadrado. El balcón era mas grande que la casa misma!  Por esas fechas ganamos una torta en el sorteo que hizo el supermercado de la urbanización de enfrente. Suertuda yo... Ah! Pasábamos los días en la playa del restaurante Area, en ese restaurante conocimos a Chico y al Sevilla jaja tuvimos un vicio a las almendras con sal y nos comprábamos helados en una máquina de Nestlé. Giuly y yo nos pasábamos casi todo el tiempo en la grandisima piscina con cascada de piedras y alguna que otra vez fuimos a la que estaba cruzando la calle, al lado del todo a cien ‘Veo veo’ había también una panadería y quiosco pero no recuerdo ni su nombre. Por esa época fuimos peor que los giris y siempre andábamos paseando en el Zoco. El primo Adrián vino de visita pero no se cuando ya le exijo demasiado al cerebro. (?)

Después de esa casa vino una que quedaba justo detrás del Area, en ese piso duramos poco pero me acuerdo de su piscina, era way, si te asomabas por las ventanas de casa podías practicar ‘balconing’ tirándote al agua. En ese entonces mi pelo era reflectante y lo tenía corto a la altura de las orejas... ugh.
Nos largamos de esa casa y volamos a otra que quedaba cerca del ‘entrasale’ enfrente de la gasolinera y especialmente cerca del Zoco, obviamente nos hartamos del maldito Zoco y creo que fue cuando empezamos a ir al puerto. Esa casa tenía un balcón desde donde se veia la gasolinera y el parque te diversiones que ponían justo al lado. A un lado niños gritando de emoción y al otro las olas del mar mayor rompiendo en la playa. Fue poco lo que estuvimos ahí pero lo que sé es que me sentía en paz por ese tiempo.

Después de eso CAMPING CARABANING! Oh si... nuestra carpa naranja! Una vez se nos inundó todo... En esos meses me saque un magister en hacer puré de sobre jajaja y aprendimos el nombre de los pájaros más porculeros, las urracas! Tuvimos vecinos agradables, muy majos. La piscina del camping no la recuerdo pero tenía una y la arena de la playa era roja, el restaurante fue un asco, tal asco que fuimos una vez y no más. Hm... bueno pues...el camping estuvo divertido. La vez que fuimos con el maletero abierto hasta el Mercadona es inolvidable. Llevábamos la neverita azul, tipica tipiquisima con la comida para el día y estábamos en la playa hasta la hora de cerrar las sombrillas. Cerca de ese Mercadona había una cutre estatua que se simplificaba en una bola pinchada en un palo y la bola simulaba un ojo. Un poco abstracto todo... Al lado del Mercadona ponían un cine de verano.  Cuando estábamos en el camping papa venia poco y los tios Ariel y Marcelo nos visitaban a veces. Las abuelas también vinieron pero tengo esa parte algo perdida. Tachaaaan~ Llegamos la playa Matasgordas con la urba Pueblo Cálido enfrente y un chiringuito que prácticamente era toda la playa. Trabajamos ahí y en ese año la empresa “GiulFlor” o algo así era....se fundó. Me acuerdo de los tikets verdes y de la carterita de mama que siempre que la lavaba diluviaba.  Papa nos trajo un baño para minusvalidos que escondimos atrás de una palmeras y que con un candadito servía para guardar todas nuestras cosas cuando nos íbamos. Constantemente pasaba la furgoneta de los cines anunciando los estrenos y recuerdo que una vez fuimos a ver la película de los Simpsons .

¿Cuantas veces habré sentido el sabor del agua salada? Ese sabor amargo que te seca la boca. ¿ Cuántas veces habré sentido el salitre en la piel, acartonándome el pelo? ¿ Cuántas veces me habrán dicho “Tienes el pelo verde del cloro”? ¿Cuántas veces habrá ido papa a comprar al Upper que tanto le gustaba? (De ahí me hice yo la colección de los libros de animales que venían con el periódico .. Haciendo recuento serán pocas las piscinas de la manga donde no me haya bañado. ¿Y los pedales? ¿Y las marcas del tractor por las mañanas? ¿Y las medusas  gigantes violetas y amarillas? Fuuu... Siempre me van a dar algo de cosa los muertos donde se atan los barcos llenos de algas y asquitoooo~ tampoco puedo soportar las partes del mar donde esta oscuro por las algas! NOOO! Sencillamente No! Me da pánico no ver el fondo que piso.

Nuevo verano. Volvimos a la manga esta vez nuestro casero no era otro que EL PADRE DE PENELOPE CRUZ! Si si... desde enana codeandome con famosos! Ja~  Ok.... nena que pedazo de piscina tenía esa urbanización. Era alucinante. Desde la piscina pequeña mi hermana y yo haciamos el salto del salmón hacia la grande deslizándonos por la cascadita. Jajaja y las putas luces que me daban miedo... ains! Muy genial, poco recuerdo de la casa... sé que a Giuly le pico una aveja por primera vez ahí y que también fuimos a muchos parques de diversiones y que la urbanización era de colorines. Los parques los ponían por todos lados, si! E íbamos bastante al BurguerKing de la entrada al puerto.

Venga venga~ que ya nos estamos acercando al último verano.

Pues tengo muchos recuerdos de MatasGordas, si hablamos de personas me acuerdo de la familia que regentaba el chiringo (una vez, Giuly y yo pasamos la noche en casa de la rubia de pelo corto) también recuerdo a Alba con su abuelo y abuela, a sus papás, su padre trabajaba para ‘La colegiala” Que tartas... por favor. También recuerdo a esa familia cuyo hijo mayor decía “Eing??” me muero, nos divertíamos mucho con esos dos. Me acuerdo de que había una perra cuidado la playa pero que se murió y la enterraron ahi mismo... creo. Entre ese pedazo de arbusto gigante que no llegaba ser arbol guardabamos el remolque de los barcos y nos encantaba meternos ahí para hacer brujería .. todo por las revistas de Embrujadas que por cierto tienen un estilo pinap precioso. Me acuerdo de ‘Cielito’ con su hijo en la edad del superpavo y su moto de agua y sobretodo me acuerdo de ella que tenía los labios tatuados, perfilados y un tatuaje muy bonito con las iniciales de ella y su hijo. Lo que sí recuerdo muy bien es su casa.... OH!! Mi parte Bree Van de Kamp  siempre envidiará su casa de dos plantas y jacuzzi... También recuerdo que Cielito tenia problemas con el marido, no se si se estaban separando porque cuando hablaba me quedaba tonta pensando el lo que le tuvo que doler tatuarse los labios. Hm...  Cuando salimos a comer, con Cielito, al asador argentino que había arriba del Zoco Cool (Porque el Zoco de enfrente era un poco birria) casi me muero atragantada por un pedazo de carne. Que patético fue... aun me rio pero en ese momento deseaba que me tragase la tierra o en su defecto poder tragarme ya ese jodido cacho de vaca. por ese año rompí el récord de las siestas más largas del mundo! Era un maldito lirón.

Poco después de visitar la casa de Cielito cambiamos de coche y nos quedamos con el antiguo e incomodo, pero luchador, coche rojo. Íbamos a todas partes y si la Abuela se apuntaba pues ella tambien. No estoy segura de si vinieron las dos abuelas, pero nos visitó mucha gente... Yolanda con Nuria, Juan con Trini y su hija, Manuel con su hijo, ese día también estaba la Abuela Mari. Cuando conocimos a Alma y sus papas pactamos con ellos el alquiler del su piso para el próximo verano y ya casi estamos en la recta final de mis memorias en la Manga.  Pero no me olvido de mencionar que marque tendencia ese año con mis coletas altas y diademas de mil colores, amaba una que era de arcoiris bien marica.

Bien, ahora una pequeña memorieta paisajística. Desde el camping había una pista para cochecitos de carrera y digo cochecitos porque eran para niños. Después de pasar el Mercadona (y los bancos) con su abstracto monumento del ojo no había mucho. Metros más adelante empezaban los hoteles... hoteles y hoteles altercados entre alguna tienda de bricolaje o restaurantes, supermercados... Una zona poco visitada por nosotros en la manga era donde hacia Winsurf, había un montón de tablas por la playa y no solíamos ir mucho... ¿Tablas?..Un momento...Nuestra tabla blanca! Que buen hallazgo. Continúo... por ese lugar estaba el pinar. Pasamos un día ahí, lo recuerdo igual que visitamos la playa de Calblanque. Por esa calle ponían un cutre parque de diversiones y un mercadillo medieval raro todo para pijos, pijos con pasta o turistas con pasta... el caso era despilfarrar pues los precios ahí estaban por la estratosfera. Desde nuestra playa hacia delante estaban los que alquilaban motos de agua y ...más allá comenzaba una de las playas más grandes del Mar Menor que se acercaba al puerto. (Ahí también había un Upper.) A lo largo de estos párrafos he mencionado muchas veces el puerto de la Manga pero ni una sola vez nuestro amado helado de Ben&Jerry's!! Que rico estaba maldita sea... por esa zona donde se montaban fiestukis que no veas los ricos con yates había varios establecimientos ways pero fueron cerrando al poco, incluida una tienda de chuches. La cafetería Mar de Copas perduró y poco más recuerdo...

Bien ahora sí... el último y más divertido verano. Primera parte. (?)

Nos instalamos en el piso de los papas de Alma y empezamos a trabajar con lo de siempre. STH había puesto un baño gigantesco en el principio de la playa y al chiringo le habían obligado a recortar sus metros por las leyes costeras bla bla bla... En Pueblo Cálido vivía Maria que venían a veranear desde Bilbao, ella muy amable y friki de Codigo Lyoko. Nos inventamos paridas tremendas y yo dibujaba como loca todos los personajes. Profundizando en la amistado un buen día terminamos yendo a visitar MundoMar con su mama. Fue genial, me compré mi hermozizimo peluche de Lemur y lo de ver animales siempre me ha encantado. Justo el mismo día, cuando volvíamos de la visita al Zoo cedí ante la pesadez de mi hermana que junto a María insistían en presentarme a alguien ¿Quien era?! Pues ¿quien va a ser? Nacho. Pero antes de la segunda parte voy a decir que ese fué el año de Factor X en el canal Cuatro y de amanecer con Heidy y cambiarlo por... Bola de Dragon Z!!!!!  También fue el año que me releí la historia de ‘Los Lagartijos pasan miedo’ y coño! La que pase miedo fui yo... brr!

Bueno... Volviendo a lo social, al principio yo no tenia ni putas ganas de conocerle, quería dibujar manga todo el tiempo y centrarme el las historias que escribía pero buaaaaano... Nos presentamos y no me cayó del todo mal. A la mañana siguiente estábamos el mar muy entretenidas hablando de Codigo Lyoko Giuly, Maria y yo y llegó Nacho, al principio nos quedamos como “What??” Porque se acercaba a nosotras y como quien no quiere la cosa pedía en silencio que hablásemos con él. Era un Piter Pan con esos pantalones fluorescentes verdes y su pareo de toalla. Que risa ese maldito día, con una pelotita de ping pong lo que pueden divertirse cuatro pavos.  Uno de los últimos días del verano fuimos juntos los cuatro con la mama de Maria que muy amablemente nos llevó a comer a un Chino y... brochestas de pollo con salsa agridulce!... que asquerosas estaban madre mía.  Pero nos divertimos mucho ahí tambien.

Pues a partir de ahí conocimos a toda la panda de chavales de pueblo Cálido, a Nadal, un friki informático desganado que sabía de mil juegos y consolas pero sabia poco de los amigos. Hacíamos guerra de globos de agua todos los días  y cruzábamos sin parar del mar a la piscina. Fue un gran verano, lo pasé muy bien...

Por eso quiero agradecer a papa y a mama por los años que pasé tan feliz en la manga y aunque sea una amargada que no quiere volver, confieso que no odio la playa... ni el mar, ni la arena aunque el sol... hm... bueno, prefiero la sombrilla. Pero no odio la manga y si llega el día en el que el mar se trague la arena estaré contenta de que todas mis vivencias queden sumergidas justo ahí.

Desde el presente, a mi yo del pasado. Saludos!

21 nov 2012

SE BUSCA.


En el caos de la ciudad yo soy una de tantos buscando empleo. Salgo cada mañana y le sonrío al espejo del ascensor deseándome suerte. Vamos a ver que encuentro... Camino hasta una calle que no haya barrido aún y empiezo. La primera tienda siempre se hace la más difícil, no se si a todo el mundo le pasa pero al menos a mí si. Suspiro antes de entrar me miro otra vez en las puertas de cristal que se abren automáticamente. Entro.
Es un supermercado “Día” solo hay una cajera, la otra chica de uniforme anda con la cabeza hundida en el arcón de los congelados. Saludo.

-Hola, Perdona... ¿Esta el encargado? –La tia de moño morena se gira y con una fulminante mirada pregunta.

-¿Para que los quieres? –OK. ¿Tengo que pagarte para que me digas hola? Lo ignoro... después de trabajar en la Panadería estoy más que harta de los maleducados.


-Quería dejar mi currículum. 

-Pero no nos hace falta gente. –Será borde... ¿Quien la ha nombrado jefa? Me esta haciendo sentir realmente incómoda pero ya es una sensación a la que me vengo acostumbrando. Fuuu... esta bien retaco regordete voy a lanzar mi última oferta.

-Aun así, ¿Podría dejártelo a ti? –No vas a tener más huevos que quedártelo.


Me mira de arriba abajo y sin decir nada empieza a caminar desde la estantería de tomate donde estaba. La sigo. Llegamos a la caja y me extiende la mano para meter mi currículum en un cajón. Husmeo por encima de sus rizos negros y veo que hay oto currículum ahí metido. Mentalmente cruzo los dedos rezando para que en cuanto me de la vuelta no saque unas tijeras y haga picadillo mi foto.

-Muchísimas gracias. Hasta luego. –No se ni porque le hago una corta reverencia con la cabeza. Putos japos... me están pegando sus costumbres. En fin, acomodo la carpeta entre mis brazos y salgo. Ahhh santo cielo... 

¿Donde se han ido los modales? 

Hace tiempo que busco curro y aun ansío entrar a un establecimiento y ver a una maja o majo dependiente que con una sonrisa me diga. “Hola” Es... frustraste hace que me sienta asqueada, cada día más, de esta sociedad. Voy entrando portal por portal y no encuentro otra cosa que caras amargas, maleducados que a los que les sube el IVA por hablar un poquito contigo.

Y he topado con panaderías, tiendas de deporte, papelerías, cafeterías, restaurantes, Carrefour, Erosqui,  MCDonals... hace poco recorrí el Aljub por segunda vez y no importa cuanta buena onda le eche al asunto, no importa cuanto me repita y me repita “Venga, animo” porque siempre que cruzo tres palabras con un dependiente tengo ganas de sacarle el dedo medio y decir “Cómprate una vagina en lata y alegra esa cara, cojones.” 

Enserio... no me explico como hay negocios que siguen abiertos  con gente tan repugnante en los puestos de trabajo.

Además los jefes nunca están. ¿Donde miércoles se van? Me encantaría que alguien me informe de los horarios de esos hombres porque la zorra de su dependienta no me da buenas sensaciones arrancándome el currículum de las manos mientras su mirada me dice. “Ve tranquila que ya me encargo yo de que este currículum no llegue a ningunas manos más que a la basura.”

El Zailand que esta a dos pasos de mi casa SIEMPRE tiene un jodido cartel en la entrada que reclama dependientas y van tres veces que dejo mi currículum. Me he cansado de desperdiciar hojas de papel en esa tienda así que ya paso de verles la jeta a sus trabajadoras repipis porque como he mencionado los jefes nunca están y nadie tiene la bondad de decirte en que horas se pasan a revisar el perfecto trabajo que desempeñan.~ 

Horroroso. Plantándome a qui con menos ganas de abrir las persianas a otro día, llego a la conclusión de que no estamos en crisis solo por el dinero, estamos en crisis de estupidez humana. Crisis donde el 'WhatsApp' de las narices te lava el cerebro, donde una imagen colorida hace que quedes embobado ante una oferta completamente engañosa, donde te miran raro si tu móvil aún tiene botones, donde me decepciones sin parar de todas las personas que se me acercan. 

¿Seré yo realmente la que pide demasiado? 

¿Realmente es demasiado lo que pido? 

¿Es mucho pedir que nadie teclee en su iphone mientra yo le hablo? 

Planeo muy enserio intentar de nuevo lo del autoempleo y como último recurso me han contado por ahí que hay desequilibrados mentales que pagan mucha pasta por un tanga usado.

Te amo mundo podrido.

21 may 2012

La Negación Humana

Decir NO.

Ha sido muy triste darme cuenta de las negaciones que yo misma me había impuesto y enterarme de los largos años que llevaban conmigo.

Recuerdo perfectamente la edad con la que empecé a decir NO.
Tenía sobre los ocho años, mi cabeza estaba bien amueblada, entendía mucho más que cualquiera a mi edad (eso es algo de lo que podré enorgullecerme toda la vida) e inconscientemente dicté unas normas en mi vida y tapé con piedras unos caminos que no iba a darme el lujo de explorar.

¿Por qué?
Sencillamente porque yo no me creía una chica capaz de hacerlo.

El sobrepeso me ha acompañado desde siempre, y fue por eso que empecé a decir NO.

No a salir con chicos.
No a salir de fiesta.
No a vestir sexy.
No a las faldas por encima de la rodilla.
No al maquillaje.
No a los tacones, ni al escote.
No a merecer el amor de nadie.
No a ser reconocida.
No a que me admiren por lo que soy.

Simplemente era NO.

Una negación impuesta por una niña avergonzada de su peso.
Y “el querer y no poder” empezó a crear en mí una ansiedad imparable. ¿Quién iba a querer a una chica gorda? ¿Quién querría tenerla en su grupo de amigos para ir a la discoteca? ¿Qué clase de falda podría quedarle bien? En la edad del pavo y con una oculta depresión todo empezó a enredarse en mi cabeza.

Hace apenas tres días que me dí cuenta de todo esto. Fue triste.
Yo quería salir de fiesta, tener amores y desamores, probarme trescientas faldas y maquillarme divinamente…
Pero desde mi infancia había dicho NO.

Ahora algunas cosas se han suavizado, y aunque no haya ido todavía de fiesta y me siga negando a las faldas, espero encontrar una forma de tratar esta vergüenza que ha marcado tan profundamente mi vida hasta volverme depresiva.

Lo más paradójico es que me cuesta muchísimo decirle ‘no’ a la gente y yo misma me he negado todo.

5 ene 2012

Ociosidad pre 2012

Cuando vas a comprar en fechas tan señaladas como la navidad, no se te ocurre que en cada rincón de tu centro comercial aguarda un monstruo dispuesto a atacarte hasta destruir tu moral. No te das cuenta porque vas a los tuyo, pensando en cosas de la rutina, rutina por la que hace dos semanas que ya ni te miras al espejo más que para pintarle los labios.


Entras a ese almacén de ropa comunmente llamado Primark y tras rozarte con todo tipo de gente, de extraviar varias veces a quien te acompaña y de no perder detalle de la sección zapatillas de estar por casa, terminas en la kilométrica cola de los probadores con una cesta que pesa más de lo que podías imaginar para cuatro trapos. Estos sitios tienen un sistema bastante... Patético respecto a las prendas con las que puedes entrar a esa estrecha cabina llena de espejos y una cortina, pero no pasa nada, solo llevas dos cosas que te quieres probar así que sin problemas pasas y te vas a tu lugar de siempre, que apenas tiene gente. Eres alguien de costumbres fijas.


Entras en ese habitáculo, cúbico y claustrofóbico, hasta el culo de cuchicheos y conversaciones ajenas y dejas las cosas en el banquito si tienes la suerte de que hay uno. Es entonces cuanto tú, insensata, te giras ante esa guillotina llamada espejo. Retrocedes un paso de la impresión, tu mirada quiere huir pero estas atrapada por tres espejos y no podrias decir en cual te ves mas horrorosa.


Sin saber cómo, tu pelo parece sacado de una pelea de pájaros, el sudor de cargar las bolsas, mas la gente, mas la calefacción a toda pastilla, han hecho estragos con tu escueto maquillaje, pero lo que te alarma no es eso... ¿HACE CUANTO QUE NO TE MIRAS EN EL ESPEJO? Te acojonas, realmente no tienes idea de como puedes salir de casa así. Ves tus kilillos de más multiplicados e inexplicablemente te fijas en que tienes los pies muy pequeños. Desde ahí el desastre... Encuentras tanta cantidad de fallos en ti misma que terminas por salir corriendo, maldiciendo a la navidad y sus compras, esperando no encontrarte con ningún asesino en cuya superficie te reflejes.